El blanqueamiento dental es un procedimiento dental cosmético que consiste en eliminar las manchas y la decoloración de la superficie de los dientes para mejorar su apariencia. Los dientes pueden decolorarse debido a una variedad de factores, que incluyen el envejecimiento, la genética, el tabaquismo y el consumo de ciertos alimentos y bebidas.

Hay dos tipos principales de procedimientos de blanqueamiento dental: blanqueamiento en el consultorio y blanqueamiento en el hogar. El blanqueamiento en el consultorio lo realiza un dentista y consiste en aplicar un fuerte agente blanqueador a los dientes, que se activa con una luz especial. El procedimiento generalmente toma de una a dos horas y puede resultar en un blanqueamiento significativo de los dientes.

El blanqueamiento en el hogar implica el uso de una cubeta hecha a la medida que se llena con un agente blanqueador más débil y se usa durante varias horas al día durante un período de varias semanas. Si bien los resultados pueden no ser tan dramáticos como el blanqueamiento en el consultorio, el blanqueamiento en el hogar aún puede producir una mejora notable en la apariencia de los dientes.

El blanqueamiento dental generalmente es seguro, pero existen algunos riesgos y efectos secundarios potenciales, que incluyen sensibilidad dental, irritación de las encías y blanqueamiento desigual. Los pacientes deben discutir sus objetivos y preocupaciones con un dentista calificado para determinar el mejor enfoque para sus necesidades específicas.

Es importante tener en cuenta que el blanqueamiento dental es un procedimiento cosmético y no reemplaza los buenos hábitos de higiene bucal, como el cepillado regular y el uso de hilo dental. Los pacientes también deben evitar consumir alimentos y bebidas que puedan manchar los dientes, como café, té y vino tinto, para mantener sus resultados en el tiempo.